¿Paz en Colombia? Aumentan los asesinatos a líderes sociales en Colombia
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¿Paz en Colombia? Aumentan los asesinatos a líderes sociales en Colombia
¿Paz en Colombia? Aumentan los asesinatos a líderes sociales en Colombia
Cuando el dirigente social Hugo Cuellar salía del velorio del líder campesino Elrey Monroy, asesinado el pasado viernes, unos sicarios le dispararon a matar. Pero sobrevivió.
Tanto Cuellar como Monroy formaban parte de la Ascal G, una organización campesina San Vicente del Caguán, al sur de Colombia, dedicada a la defensa de los derechos humanos y ambientales. Los atentados ocurrieron las semana pasada y se suman a la lista de acciones violentas que ha crecido este año, pese a que está vigente el cese al fuego entre el gobierno y la guerrilla. Reseña RT
En octubre pasado, el triunfo del “no” en el plebiscito puso en jaque la implementación del acuerdo alcanzado, por lo que inició una segunda negociación que incluyó algunos puntos propuestos por los adversarios políticos del presidente Juan Manuel Santos. El segundo intento aún no ha sido completamente validado por la oposición ni se ha definido el mecanismo de refrendación. En ese limbo, sin embargo, las acciones armadas no paran de derramar sangre en los territorios históricamente afectadas por el conflicto. ¿Puede ser el preámbulo para la agudización de la guerra?Este año, refiere la revista Arcadia, 70 defensores de derechos humanos han sido asesinados y 30 de ellos fallecieron después de declarado el cese al fuego. Para el sociólogo colombiano Alfredo Molano, entrevistado por esa misma publicación, el fenómeno “es la continuación de los asesinatos de la UP (Unión Patriótica)“.
“Siento que es posible que vuelva nuevamente a una especie de guerra fría, de fortalecer esa idea de seguridad nacional y del enemigo interno y que estos sean los primeros pasos de eso”, advirtió Molano, recientemente laureado con el premio Simón Bolívar de periodismo.
La UP fue un partido de izquierda víctima del ‘genocidio’ en Colombia. Más de 4.000 de sus militantes fueron exterminados hace tres décadas, justo cuando transcurrían las negociaciones de paz entre las FARC y el gobierno del presidente Belisario Betancourt. El saldo mortal contra esa tolda política incluyó el asesinato de dos candidatos presidenciales, 7 congresistas, 13 diputados, 11 alcaldes, 70 concejales y dirigentes de base.
Por eso, dirigentes de la UP como Aida Avella insisten en la necesidad de que un nuevo acuerdo se firme e implemente pronto para frenar la ola de violencia que amenaza a los dirigentes sociales. “En la semana pasada me sentí en los años 88, 89, 90 y 93 cuando asesinaban tanta gente”.
Fuente: Con El Mazo Dando
| De CEMD
Foto ©Con El Mazo Dando
CEMD |.- Una comisión de DDHH de las Naciones Unidas se movilizó el fin de semana a los departamentos de Caquetá y Nariño para esclarecer los homicidios en la zona. Dirigentes campesinos como Carlos Vargas Serna, presidente de Ascal G, denunciaron ser víctimas de persecución política y exigieron al gobierno que les diera protección.Cuando el dirigente social Hugo Cuellar salía del velorio del líder campesino Elrey Monroy, asesinado el pasado viernes, unos sicarios le dispararon a matar. Pero sobrevivió.
Tanto Cuellar como Monroy formaban parte de la Ascal G, una organización campesina San Vicente del Caguán, al sur de Colombia, dedicada a la defensa de los derechos humanos y ambientales. Los atentados ocurrieron las semana pasada y se suman a la lista de acciones violentas que ha crecido este año, pese a que está vigente el cese al fuego entre el gobierno y la guerrilla. Reseña RT
En octubre pasado, el triunfo del “no” en el plebiscito puso en jaque la implementación del acuerdo alcanzado, por lo que inició una segunda negociación que incluyó algunos puntos propuestos por los adversarios políticos del presidente Juan Manuel Santos. El segundo intento aún no ha sido completamente validado por la oposición ni se ha definido el mecanismo de refrendación. En ese limbo, sin embargo, las acciones armadas no paran de derramar sangre en los territorios históricamente afectadas por el conflicto. ¿Puede ser el preámbulo para la agudización de la guerra?Este año, refiere la revista Arcadia, 70 defensores de derechos humanos han sido asesinados y 30 de ellos fallecieron después de declarado el cese al fuego. Para el sociólogo colombiano Alfredo Molano, entrevistado por esa misma publicación, el fenómeno “es la continuación de los asesinatos de la UP (Unión Patriótica)“.
“Siento que es posible que vuelva nuevamente a una especie de guerra fría, de fortalecer esa idea de seguridad nacional y del enemigo interno y que estos sean los primeros pasos de eso”, advirtió Molano, recientemente laureado con el premio Simón Bolívar de periodismo.
La UP fue un partido de izquierda víctima del ‘genocidio’ en Colombia. Más de 4.000 de sus militantes fueron exterminados hace tres décadas, justo cuando transcurrían las negociaciones de paz entre las FARC y el gobierno del presidente Belisario Betancourt. El saldo mortal contra esa tolda política incluyó el asesinato de dos candidatos presidenciales, 7 congresistas, 13 diputados, 11 alcaldes, 70 concejales y dirigentes de base.
Por eso, dirigentes de la UP como Aida Avella insisten en la necesidad de que un nuevo acuerdo se firme e implemente pronto para frenar la ola de violencia que amenaza a los dirigentes sociales. “En la semana pasada me sentí en los años 88, 89, 90 y 93 cuando asesinaban tanta gente”.
| Conelmazodando.com.ve
Fuente: Con El Mazo Dando
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