Periodista secuestrado por Escobar en 1990 asegura que Colombia "sigue siendo un narcoestado"
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Periodista secuestrado por Escobar en 1990 asegura que Colombia "sigue siendo un narcoestado"
Periodista secuestrado por Escobar en 1990 asegura que Colombia "sigue siendo un narcoestado"
«En Colombia hay 230.000 hectáreas plantadas con coca, si eso no es un narcoestado ¿qué es?», se preguntó Vitta en una entrevista con Efe, días después de haber sido nombrado académico correspondiente de la Academia Colombiana de la Lengua.
Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), los cultivos de coca en Colombia se duplicaron en los últimos dos años hasta alcanzar las 96.000 hectáreas en 2015, después de varios años a la baja, reseña el diario 'ABC'.
Vitta habla con la claridad y contundencia de quien ha vivido lo peor de esa lacra y ha tenido el valor de contarlo en la prensa: «No sé donde terminará (...) la legalización sería la forma de llegar a desnarcotizar las relaciones de Colombia con el resto del mundo, pero hay mucho dinero de por medio».
Con ese pesimismo, que él califica solo como «realismo», recuerda también cómo era hacer periodismo en la Colombia de finales de los 80 e inicios 90, un país marcado por la violencia del narcotráfico y del conflicto armado en el que «el 70 % de las noticias nacionales» estaban relacionadas con las bandas criminales. «Era muy difícil titular porque uno no sabía qué callos estaba pisando y de quién eran. Mataron a muchos periodistas en esa época, algunos porque cedieron a la tentación de casarse con el diablo y otros porque no se casaban con el diablo y también les iba muy mal», comenta Vitta, que en aquellos años llegó a ser subdirector de la revista «Hoy por hoy».
De quienes optaron por «casarse con el narco», recuerda que al final les «cobraron» y cuando «no hacían lo que querían los eliminaban". Debía entonces buscar la línea del «punto intermedio» en una Colombia que parecía entonces desbocada hacia los extremos.
Poco tardó en ser testigo de primera mano de ese país de radicalismos: en 1989 un grupo de personas que aseguraron ser miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) se puso en contacto con su amiga Diana Turbay y les ofrecieron una entrevista con el líder guerrillero Manuel «El Cura» Pérez.
Fuente: ABC España
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Foto ©El Comercio
ABC.es |.- La historia del periodista y escritor colombiano Juan Vitta quedó marcada por el año 1990 cuando fue secuestrado junto a otros comunicadores por el capo Pablo Escobar; desde entonces han pasado 26 años y muchas cosas han cambiado, pero en su opinión su país sigue siendo «un narcoestado».«En Colombia hay 230.000 hectáreas plantadas con coca, si eso no es un narcoestado ¿qué es?», se preguntó Vitta en una entrevista con Efe, días después de haber sido nombrado académico correspondiente de la Academia Colombiana de la Lengua.
Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), los cultivos de coca en Colombia se duplicaron en los últimos dos años hasta alcanzar las 96.000 hectáreas en 2015, después de varios años a la baja, reseña el diario 'ABC'.
Vitta habla con la claridad y contundencia de quien ha vivido lo peor de esa lacra y ha tenido el valor de contarlo en la prensa: «No sé donde terminará (...) la legalización sería la forma de llegar a desnarcotizar las relaciones de Colombia con el resto del mundo, pero hay mucho dinero de por medio».
Con ese pesimismo, que él califica solo como «realismo», recuerda también cómo era hacer periodismo en la Colombia de finales de los 80 e inicios 90, un país marcado por la violencia del narcotráfico y del conflicto armado en el que «el 70 % de las noticias nacionales» estaban relacionadas con las bandas criminales. «Era muy difícil titular porque uno no sabía qué callos estaba pisando y de quién eran. Mataron a muchos periodistas en esa época, algunos porque cedieron a la tentación de casarse con el diablo y otros porque no se casaban con el diablo y también les iba muy mal», comenta Vitta, que en aquellos años llegó a ser subdirector de la revista «Hoy por hoy».
De quienes optaron por «casarse con el narco», recuerda que al final les «cobraron» y cuando «no hacían lo que querían los eliminaban". Debía entonces buscar la línea del «punto intermedio» en una Colombia que parecía entonces desbocada hacia los extremos.
Poco tardó en ser testigo de primera mano de ese país de radicalismos: en 1989 un grupo de personas que aseguraron ser miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) se puso en contacto con su amiga Diana Turbay y les ofrecieron una entrevista con el líder guerrillero Manuel «El Cura» Pérez.
| ABC.es
Fuente: ABC España
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